EXQUISITO  VUELO

           El circo está a oscuras, todo es silencio. De pronto un reflector ilumina el escenario y una figura majestuosa con vestuario y tocado en la cabeza simulando un dios, tal vez griego, entra en escena haciendo flotar desde sus brazos y hombros una inmensa capa con decenas de metros de tela que cubre toda la pista. Al soltarla, desaparece mágicamente hacia atrás. El artista con suaves y armoniosos movimientos se posiciona, se escuchan los primeros acordes de la música que lo acompaña y conteniendo la respiración me doy cuenta que toda la piel se me eriza.

          Siento y veo la expectativa a mi alrededor.

          Los músculos del artista se tensan y con fuerza y flexibilidad se eleva sutilmente hacia su barra.

          Comienza el balanceo y la cadencia en los movimientos y con total dominio de equilibrio y coordinación realiza una pirueta que nos deja sin aliento.

          El público se adelanta en sus asientos quedando al borde de los mismos como si quisieran acercarse más y ¡otra pirueta ! Los aplausos crecen y los “BRAVO” también.

          El ritmo de todo el cuerpo; la sincronización con la música y la expresión facial de su arte, nos hace disfrutar hasta las lágrimas de su interpretación.

          La luz lo sigue y por momentos hay reflejos que simulan alas. Se ve etéreo.

          Todo es perfecto, la suavidad, delicadeza, el maquillaje, el vestuario y la total entrega de este artista extraordinario.

          Es Gastón Elias, argentino, con 30 años de trapecio, 13 de los cuales siendo el artista principal del Cirque du Soleil y calificado por la prensa mundial como “El mejor trapecista del mundo”

          Actualmente en Argentina en el Circo Servian.

          Un espectáculo para no perdérselo.

                   No sé si mi vocabulario fué el adecuado para el Arte del trapecio, pero intenté transmitir mis sentimientos admirando la función.

                                      ¡¡¡    INFINITAS  GRACIAS  !!!