Enseñanzas recibidas del Ingeniero y Maestro Don Juan Leal
La vida es una sucesión de verdades transitorias y el espíritu se amolda a las percepciones de cada situación, tanto de las agradables como de las dañinas.
No solamente los gestos pueden determinar un estado de ánimo, sino también palabras, aunque sean monosílabos. Piensen la sensación que les producen las palabras SI y NO. Sueltas tal vez no signifiquen nada, pero vamos a analizar.
El NO, pone a prueba el poder de libertad y acción de una persona. Somos libres cuando sabemos decir NO. Existen relaciones enfermizas por no animarse a hacerlo.
Esta palabra genera una línea límite al poder de expresión y plantea debilidad.
Cuando alguien nos da un NO como respuesta a una petición, desafía nuestro poder personal y se siente una reacción fisiológica con reacciones químicas que se graban en la memoria de los tejidos, por eso cada vez que vivimos una situación similar, se dispara la reacción y los tejidos o sistemas reconocen la información y se enferman porque reciben la descarga de esas energía.
Para no ser afectada debo conocer mis límites y debilidades. Debo darme cuenta si utilizo el NO como frustración o desafío. En este último caso se genera una energía extra y expectativas para tener nuevas actitudes mentales y encontrar la manera de hacerle “pito catalán” a la situación.
En muchos lugares de trabajo se la utiliza para abatir o castigar a las personas y lograr que posterguen sus necesidades.
Debemos conocernos y aprender a usar el NO contundentemente, por eso se grita y cuanto menos razón se tiene, más se grita.
Cuidado, no manipular a la gente a nuestro ritmo, debido a que cada uno tiene sus propias debilidades e inseguridades. Las palabras que utilicemos pueden ser un misil que no tiene vuelta atrás.
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