El viento, que a veces recibe nuestras quejas, es el encargado de esparcir las semillas a todos los lugares donde llega, y aunque no lo crean, quedan en nuestro jardín aquellas que tienen una vibración semejante a la del lugar donde vivimos.
Pongan atención, (si es que tienen la dicha de poseer en su casa una porción de tierra para cuidar), que plantas crecen, en que cantidad, la característica de las hojas, tallos, flores, etc y traten de informarse de los beneficios de cada una. Todas son indicadoras de posibles enfermedades y están en nuestro jardín para darnos la posibilidad de restaurar lo que haga falta.
El “diente de león” ó amargón, es un tipo de radicheta que ayuda en los problemas digestivos y evita los cálculos biliares.
Se comen las hojas en ensalada y apenas cocidas para rellenos.
Los frutos pequeños, se usan como las alcaparras.
Las flores amarillas se consumen como condimento, a veces se las llama flor de sapo, si! es la que forma el plumerito que luego el viento se lleva para esparcir las semillitas.
La “ortiga” no sólo indica un suelo fértil, sino también que en esa casa alguna persona sufre de presión alta y ella está allí para ejercer el poder de regularla si es que se animan a comerla cruda en ensalada o apenas cocida en rellenos.
¿Si pica?, sólo al principio, enseguida el paladar se acostumbra y nos permite apreciar un sabor parecido al berro de agua.
La “gramilla” que aparenta la patita de una gallina, y las “margaritas” ayudan en los problemas de reumatismo, lumbago e inflamación del nervio ciático. De la gramilla se consumen las raíces y de la margarita los pétalos y hojas.
Todas ellas producen alquimia en el cuerpo y nos dejan su beneficio fabricando lo que nos hace falta.
La naturaleza trabaja a nuestro favor, este servicio lo entrega sin pedir nada. Cuidemos y agradezcamos estos regalos.
LOS SUEÑOS, SON VIAJES DEL ESPIRITU
continuará
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