Los yoes del hombre
El hombre no
tiene un solo “yo” permanente e
inmutable, es una pluralidad.
En cada pensamiento, deseo, sensación dice “yo “ pero tiene
muchos pequeños y separados, que la mayoría de las veces no mantienen ninguna
relación entre sí.
No hay nada
dentro del hombre capaz de controlar los cambios de los
" yoes” principalmente porque no los nota y
vive siempre en el último “yo”. Algunos son más fuertes que otros , pero no por
su propia fuerza consciente.
Han sido creados por la fuerza de los
accidentes o situaciones externas. La educación, imitación, tradiciones,
religión y otros factores dan nacimiento a ellos , por lo tanto, no
tiene individualidad, está divido en una multitud de pequeños “yoes “.
Esto explica
porqué la gente toma decisiones y raramente las cumple. Trae consecuencia desagradables. La tragedia del ser humano es que cualquier “yo” tiene el poder de firmar contratos, que luego
el hombre
completo debe afrontar.
Se pasan la vida entera cancelando deudas contraídas por pequeños “yoes” accidentales.
Así se convencerá de que sus acciones están
totalmente gobernadas por condiciones exteriores y hasta que no deje su estado de sueño, no podrá ser dueño
de sí, de manera permanente.
Debe estar
en constante guardia y ser despiadado consigo mismo. Es decir que no debe tener
miedo de desenmascarar todas sus formas sutiles y escondidas.
El hombre no
recuerda lo que ha pensado o lo que ha dicho; no recuerda cómo ha pensado o cómo ha hablado.
Se tienen
uno o dos para la familia, uno o dos
para el trabajo ( uno para sus superiores y otro para sus compañeros o subordinados ), uno para sus amigos en los festejos y otro para los momentos
difíciles.
Cuando algo
le haga salir de su rutina aunque sea por un momento, se sentirá muy incómodo y
hará todo lo posible por volver a sus papeles habituales. Cada vez que no puede
hallar dentro de su repertorio el papel que le convenga a una determinada
situación se sentirá como una persona desnuda.
Entonces el
hombre debe conocerse y escoger quien ser sin engañarse a sí mismo.
Síntesis de" Una enseñanza desconocida" de Ouspensky
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