miércoles, 31 de octubre de 2012

Conocimiento oculto           
                                                                                                                                                                                                        G.I.GURDJIEFF                                                     

                   En realidad nadie oculta nada, no hay el menor misterio. Pero la adquisición y la transmisión del verdadero conocimiento exige una gran labor y esfuerzos, tanto de parte del que recibe como del que da. Los que lo poseen hacen todo lo que pueden para transmitirlo y comunicarlo a la mayor cantidad de personas posibles.Pero el conocimiento no puede ser impuesto por la fuerza a quienes no lo quieren. Es imposible acusar a quienes lo tienen  que lo ocultan, de no querer transmitirlo.

Quien lo desee debe hacer los primeros esfuerzos  para encontrar la fuente y aproximarse a ella, pero en general  no lo deseen ni lo reconocen.
                   No puede llegar gratuitamente a los hombres, sin esfuerzos de su parte. Es necesario que una cosa cueste para que sea valorizada.
                  Si hubiera que dar el conocimiento a todo el mundo nadie recibiría nada. Si está reservado a un pequeño número, cada uno recibirá no solamente para guardar, sino para incrementarlo.
                  Es un hecho que la gran mayoría de la gente ignora el deseo de conocer; rehúsa su cuota de conocimiento y no toman de la porción que les está destinada para las necesidades  de su vida. Esto se hace más evidente en períodos de locura colectiva, guerras y revoluciones, cuando se entregan a matanzas gigantescas como si ya no tuvieran instinto de conservación. Es así como grandes cantidades de conocimiento permanecen sin reclamar y pueden ser distribuidos a los que aprecian su valor.
                     Los que lo reciben no toman algo que pertenece a otros, toman lo que los otros han rechazado por inútil y que se perdería si no fuese tomado. La acumulación del conocimiento  de unos depende del rechazo de los otros.
                    En la vida de la humanidad hay períodos que coinciden con el comienzo de la declinación de las civilizaciones, las masas pierden la razón y se ponen a destruir todo  lo que ha sido creado en siglos y milenios de cultura. A menudo concuerdan con cataclismos geológicos, perturbaciones climáticas y otros fenómenos de carácter planetario, liberan gran cantidad de esta  materia del conocimiento
                  Las masas no se preocupan, no lo quieren y sus jefes políticos en su propio interés trabajan para reforzar la aversión y el temor que ellas tienen a todo lo nuevo y desconocido. El estado de esclavitud de la humanidad está basado en el temor.
                 La gente no comprende el valor de lo que pierde, basta con observar como se vive, sus razones para vivir, el objeto  de sus pasiones o sus aspiraciones, a que sirven y que adoran. Observar a donde van las muchedumbres más densas.
                Si se reflexiona sobre este despilfarro de energías  y con los intereses que hoy se vive, no se puede esperar otra cosa que la que se tiene.
                 





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