miércoles, 11 de abril de 2012


         
             NACE   UN

 COPO  DE  NIEVE


                         Su placenta es de nube, ese humo de minúsculas gotas de agua que flotan. Para gestarse requiere condiciones precisas: humedad alta y frío de -15 Cº. Una partícula de polvo choca con una de las gotas y hace que sus moléculas se acomoden en posiciones fijas y regulares, en hexágonos microscópicos que forman como un panal de abejas. Ahora es un cristal de hielo, un diminuto prisma de 6 caras. El viento lo arrastra. Un súbito aumento de humedad hace que nuevas moléculas de agua se adhieran a cada arista: al prisma le brotaron 6 brazos. Ya es el embrión de un copo. Su viaje sigue por la nube capturando nuevas moléculas por regiones de temperatura y presión variables, pero como cada brazo está expuesto al mismo ambiente, su crecimiento es sincrónico: el sutil jeroglífico de hielo va aumentando su complejidad preservando  su simetría. Cada copo, cada cristal de nieve, sigue un camino distinto; no existen 2 copos idénticos. Los azares de su viaje por la atmósfera están registrados en la riqueza de sus ornamentos; la simetría de sus 6 brazos deriva del orden microscópico elegido por las moléculas de agua en el hielo: el hexágono.
                     El copo inició su lento descenso y en pocos segundos estará tal vez en nuestras manos.
                     Ukichiro Nagaya, el primer creador de copos artificiales dijo que son “cartas que nos llegan del cielo”

                 ¡¡¡ BELLÍSIMO !!!                             (Publicado en diario La Nación, julio 2005)



QUE  EL  HOMBRE  NO  DESTRUYA  LO  QUE  LA  NATURALEZA  HA  CREADO  

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